15 jun 2009

Tengo la impresión de que es mi casa, a pesar de que nunca había estado en esa sala. Entro y salgo en diferentes habitaciones con un mobiliario, una luz, unas paredes, que no tienen nada que ver entre sí. A través de escaleras de madera que suben o bajan, pasillos llenos de ventanucos, o distribuidores con varias puertas de diferentes estilos, accedo a estancias donde encuentro amigos o familiares que se dirigen a mí incluyéndome en la conversación que están manteniendo. Intercambio unas palabras con ellos, pero una mezcla de curiosidad e inquietud me impulsa a salir de nuevo y entrar en otra habitación. Así sucesivamente.

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