16 oct 2009
Dos personas están agitando una enorme sábana blanca, cogiéndola por los extremos, entonces me doy cuenta de que estoy en una especie de galería-cueva llena de pequeñas estalactitas, toda pintada de blanco. De pronto, veo que algo ha saltado de la sábana por el aire, lo recojo en las palmas de mis manos: es un pequeño pez nacarado que coletea desesperado. Tengo que meterlo en agua inmediatamente, pero no sé dónde hay. Pienso con agobio que se puede morir si no encuentro agua a tiempo.
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