13 jun 2009

Iba en bicicleta, por una de las calles del pueblo en donde nací, y paso por el frente de la guardería en donde pasé mis primeros años de vida. Sigo de largo a toda velocidad, pero el ladrido de unos perros me asusta y me caigo. De repente un pájaro gigante se dirige directamente hacia mí, cayendo en picado desde el cielo. Me cubro la cara con uno de mis antebrazos para protegerme del impacto; sin embargo, cuando regreso a mirar nuevamente, el pájaro está parado enfrente, inofensivo, inmenso y con el plumaje más hermoso jamás visto. Todo su cuerpo resplandecía con cientos de plumas multicolores.

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