3 nov 2009

Estoy en un lugar muy bonito, muy verde, lleno de vegetación y muy fresco. Estoy sola y veo a lo lejos a Jesús y a sus discípulos. Jesús tenía el mismo aspecto que tiene en los cuadros: pelo largo, rubio... Ellos están sentados, conversando y yo los observo atentamente. De pronto veo que Jesús se levanta y camina hacia mí. Yo, sentada en la hierba, levanto la mirada para mirar su rostro, ahora él de pie enfrente. Me dice: "Para seguirme sabes lo que tienes que hacer".

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