I'm with my husband in New York for the first time, and I feel so glad to be there looking at all those gigantic buildings. Later, we decide to go to a party, and we are in a big ancient house with hundreds of people that are laughing, dancing, drinking, etc. Me and my husband are watching all those things but we are sitting, a little bored without doing anything. Suddenly a young woman comes and grabs my husband's hand, asking him to dance with her. He stands up and goes with her. Then a little boy, aroung 9 or 10 years old asks me to dance with him, and I'm very surprised to see him in that place. But the boy is very tedious and he is playing pranks all the time. I try to hide from him, and I'm alone, looking for my husband, very sad... I start crying. All of a sudden, people scream and run terrified. I see that the house is collapsing, and the ceiling is falling to pieces on us. I get so frightened and start running too, very worried about my husband.

Estoy sentado en una plaza de un pueblo lleno de gente. Una mujer muy pequeña quiere enseñarme algo en una casa cercana, pero aunque le digo que ahora hay dentro reunida una familia, se mete en la casa y la sigo. Dentro hay un salón lleno de gente, sentados en sillas y sofás, todos fumando en una atmósfera axfisiante de humo caliente, y acariciando el lomo de un ciervo que está en el centro de la estancia. Al fondo veo el inicio de una escalera de caracol por donde creo que tengo que seguir a la joven. Un alambre como eléctrico, sin recubrir pero sujeto al suelo mediante aislantes, asciende desde la sala cruzando el centro de los tortuosos peldaños por los que subo. La escalera en curva va haciéndose cada vez más angosta hasta que llegando a su final, quedo inmóvil sin poder avanzar. Pienso que ella sí habrá podido pasar por el pequeño hueco. Entre el humo y la estrechez, siento una gran sensación de ahogo y angustia.

Dos personas están agitando una enorme sábana blanca, cogiéndola por los extremos, entonces me doy cuenta de que estoy en una especie de galería-cueva llena de pequeñas estalactitas, toda pintada de blanco. De pronto, veo que algo ha saltado de la sábana por el aire, lo recojo en las palmas de mis manos: es un pequeño pez nacarado que coletea desesperado. Tengo que meterlo en agua inmediatamente, pero no sé dónde hay. Pienso con agobio que se puede morir si no encuentro agua a tiempo.

En la calle, dentro de una especie capazo, hay un gran pulpo desperezándose como si fuera una mascota.
En el horizonte veo la silueta de una ciudad lejana, de donde sale una gigantesca columna de humo blanco, en cuya base se aprecian grandes llamas, y alrededor de la cual van apareciendo fuegos artificiales.
Cerca de mí, hay varias pantallas de televisión en las que se ven grabaciones de interiores de casas y oficinas en las que acaban de entrar artefactos pirotécnicos que estallan provocando incendios. En otra grabación, alguien en un taxi recoge los cohetes que acaban de entrar en el vehículo, como cartuchos de dinamita, y empieza a morderlos a grandes bocados. Pienso que cortarán la imagen justo en el momento en que le estallen.
En un periódico escrito en una desconocida lengua extranjera, creo entender que los fuegos de artificio los había realizado un grupo de psicólogos y de ¿? muy, muy pequeñitos.