30 ago 2009
Veo la tele cuando llega mi madre y me da las llaves de un coche. Me dice que me asome a la ventana y veo un coche muy pequeño y negro y mi madre me asegura que era mío, que me lo acababa de comprar. Yo me alegro muchísimo y le digo que me iba a sacar el carnet cuanto antes. Después llega mi hermana y me invita a ir a Gran Casa; pero ella conducía el coche, claro. Ella sabe conducir. Cuando llegamos allí habían unos cuantos amigos de mi hermana y todos se suben al coche, aunque estaban como atunes, y a mi me dejan fuera. Pillé un cabreo que no veas. Menuda bronca le iba a echar cuando llegara a casa.
5 ago 2009
Estamos todos cenando en la mesa de la cocina, cuando mi abuelo empieza a toser muy fuerte y se levanta desesperado. Todos vemos que está ahogándose, parece que se ha atragantado con algo. Mi padre empieza a pegarle por el cogote; pero esa no es la solución y mi abuelo se desespera aún más diciéndole a mi padre, con un gesto con la cabeza, que no haga eso. Yo desesperada me levanto y poniéndome por detrás de mi abuelo, hago que se incline hacia adelante y mientras le presiono el abdomen con mi brazo izquierdo, le golpeo la espalda con mi palma derecha. Inmediatamente sale el maldito bocado de su boca y mi abuelo suspira aliviado, pero se va de la cocina sin mirarme ni darme las gracias.
Estaba en una fiesta y bebía y bailaba solo. Veo a la gente pasar y bailar en pareja, lejos de mí. De pronto, por la puerta aparece mi profesora, que está con uno de mis compañeros riéndose. Me acerco y veo que están recordando alguna anécdota de una borrachera que se pegaron juntos. Yo me dirijo a ella, ignorando a su acompañante y le digo que baile conmigo. Nos vamos a la pista y mientras bailamos ella no para de reírse.
Voy a casa de mi novio y su madre me dice que se ha ido a Galicia a hacer unas pruebas en la Marina. Yo me quedo sorprendida y le digo que para qué se va sin decirme nada y que además él no sabía nadar. Ella dice que son sólo unas pruebas y que no se alistará. Me voy y tengo la sensación de que ya ha pasado mucho tiempo y no he tenido noticias de él. Me encuentro con su hermana y ella me invita a ir con ella a visitar a mi novio a la Marina. Cuando llego, él se muestra indiferente y ni siquiera se acerca. Al verlo así le digo que lo mejor será que todo termine entre nosotros y él parece alegrarse de que yo le diga eso. Le doy la espalda y me alejo lentamente, llorando sin consuelo y con la esperanza de que viniera a mí y me abrazara. La que se acerca es su hermana enojada y me dice que no desviara a su hermano de sus sueños, que no lo disuadiera con mis lloriqueos. La miro mientras me dice todas esas cosas y no puedo articular palabra. Un peso terrible me aplasta el pecho y sólo puedo llorar.
Estoy de turismo por alguna ciudad europea y me encuentro en la plaza principal de dicha ciudad. Hay mucha gente pasando de un lado para otro y se pueden oír sus murmullos y el canto de los pájaros. Observando la plaza, me doy cuenta de que hay unos hermosos carruajes tirados por leones. Esos animales eran preciosos y además inofensivos. Los niños jugaban con ellos y los abrazaban. Me acerco para tocar alguno y puedo ver al fondo una cascada cuya agua, al caer, formaba escalones. Sigo caminando cuando mi madre me sujeta fuerte del brazo y me dice: “Por favor, no lo hagas”. Yo la miro a los ojos y le contesto: “Tengo que hacerlo, mamá. No tengo otra opción”. Entonces me meto en un agujero que hay en el suelo y voy descendiendo hasta pisar el fondo. Allí debajo había mucha más gente y me decían todos a la vez que allí se estaba muy bien, pero que les preocupaban los de arriba.
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