12 jun 2009

En lo alto de un monte blanco, como cubierto de nieve, hay una cabaña de madera de la que brota un reguero translúcido y blanquecino, como un tentáculo de cera derretida que desciende por la ladera acercándose a mí. Después se va ramificando y entrecruzándose con otros, formando un entramado que me rodea. En el interior de los "tentáculos" se trasluce una arteria roja y una vena azul que los recorre a lo largo.

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